Page 20 - Manual Padres
P. 20
1 · Introducción
Sin embargo, la cardiopatía de nuestro hijo es una realidad incues-
tionable al igual que también lo es nuestra “cardiopatitis”. Y también
al igual que la cardiopatía, la “cardiopatitis” de no ser tratada a tiem-
po y debidamente puede llegar a dejar secuelas no sólo en el enfermo,
sino en todo el entorno familia, ya que es tremendamente contagiosa.
Pero… ¿la “cardiopatitis” tiene cura? Sí, afortunadamente.
Para poder curarnos lo primero que debemos hacer es ACEPTAR lo
antes posible la situación en la que nos encontramos. Aceptación que
no es sinónimo de resignación, porque la aceptación implica una acti-
tud activa. Aceptamos para transformar, para mejorar.
Debemos por tanto aceptar tres realidades. La primera, que nuestro
hijo tiene un problema: la cardiopatía; la segunda que nosotros tene-
mos un problema: la “cardiopatitis”; y la tercera, que tanto él como
nosotros, vamos a necesitar ayuda.
La cardiopatía, por tanto, es el problema de nuestro hijo, pero no el
nuestro. Es él el que va a tener que superar el problema y aprender a
vivir con él. Nuestro problema no es vivir con una cardiopatía congé-
nita, sino superar el miedo que nos produce su cardiopatía para poder
así ayudarle a él a vivir con ella. Superemos nosotros nuestros miedos
para que ellos puedan crecer sin miedo.
Nuestro hijo no es un problema. Nuestro hijo tiene un problema. De
nuestra aceptación e interiorización de esta realidad dependerá el
futuro de nuestros hijos.
Para poder aceptar plenamente que nuestro hijo tiene una cardiopa-
tía, primero debemos renunciar a la idea o imagen de niño perfecto
que nos habíamos creado durante los nueve meses de embarazo.
Hemos de pasar por una etapa de duelo por la pérdida de ese hijo
ideal que habíamos estado esperando. Nuestro hijo ya no será nunca
como lo habíamos imaginado, pero es él mismo, y esto nos abre a
todos, tanto a nosotros como a él, un sin fin de posibilidades. Los
niños cardiópatas son niños que tienen derecho a ser queridos como
son, dado que si nosotros no los aceptamos y queremos como son,
20